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En los Pregones - Miguel García-Posada García

Índice del artículo

Miguel García-Posada García (1954).

 

Voy terminar. Permitidme que mis últimas palabras sean en acción de gracias para Aquella a quien he tenido presente en mi pensamiento a lo largo de todo mi Pregón; para Aquella que desde su altar de la Parroquia de San Lorenzo, es dulce consuelo y refugio de todas mis horas, Reina y Señora del Cielo, Madre Santa de la Soledad. Permite, Virgen bendita, que mi lengua torpe y balbuciente por esta infinita emoción, que pone un nudo en la garganta y hace aflorar a los ojos las lágrimas incontenibles de un sincero arrepentimiento, todos fuimos causantes de tu Soledad y de tu desamparo, glosen las palabras finales de la Protestación de Fe de nuestra hermandad.

Haz, pues, Madre y Señora de todos los Dolores, que seamos siempre fieles hijos tuyos y cofrades fervorosos de todas tus hermandades; bendice y no dejes nunca de proteger a esta Sevilla que te ama y te venera a través de todas tus devotas advocaciones; confírmanos en la Fe que profesamos; no nos dejes nunca solos, ni en la vida ni en el trance supremo de la muerte, sino que acompañados

por Ti, vestidos, y ya para siempre, con la túnica de nuestra penitencia, reciba mos como fruto de los Dolores que por nosotros sufriste, el premio de encontrarnos entre los escogidos de Dios por toda la eternidad.

He dicho.


el 26 Noviembre 2011
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