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Fernando María Cano-Romero Méndez (2011).
Y cerrando las cofradías de la jornada, la Virgen en su Soledad, huérfana este año de su diputado de Cruz, vendrá desde San Lorenzo para remediar tantas soledades como sufren los que en los últimos años de su vida no encuentran ni el cariño ni la compañía de aquellos con los que se volcaron en sus años de juventud y madurez, la de los marginados injustamente por la sociedad que los desprecia, la de los enfermos que pasan sus días atados al lecho del dolor, la de los injustamente privados de libertad, y la de tantos y tantos como sienten la pena inmensa de la soledad. Ella, va repartiendo las blancas azucenas talladas en la canastilla de su paso para que sean compañía de los que se sienten solos, consuelo para los abatidos, mano tendida para los desamparados y rayo de luz para los que viven en tinieblas y sombras de muerte, y se cerraran las puertas de San Lorenzo para hacerse relicario de su Soledad y reja del Cielo siempre abierta.