José Lamarque de Novoa, Letra para coplas de culto (AHSSS, 1887).
No hay acento que pueda en lo humano
describir tu dolor, Virgen pía,
cuando el Hijo que fue tu alegría
en la tumba encerrado quedó.
Sola y triste al mirarte en la tierra,
sin que nadie le diera consuelo,
elevaste los ojos al Cielo,
y un gemido tu pecho exhaló.
Si en lágrimas bañada
sentiste, Virgen pura,
crudísima amargura
en triste Soledad;
aunque la causa fuimos
de tu fatal quebranto,
contempla nuestro llanto,
y muévele a piedad.
Al ver tu horrible angustia
sentimos desconsuelo;
contigo tu hondo duelo
queremos compartir.
Sumisos a tus plantas
¡oh celestial Señora!
Contémplanos ahora
en tu dolor sufrir.
En ti nos dio una Madre
Jesús en su agonía;
ampárenos, María,
tu tierno corazón.
Disculpa ante Dios logren,
por Tí, nuestros agravios,
y de Él tus dulces labios
nos traigan el perdón.
No hay acento que pueda en lo humano
describir tu dolor, Virgen pía,
cuando el Hijo que fue tu alegría
en la tumba encerrado quedó.
Sola y triste al mirarte en la tierra,
sin que nadie le diera consuelo,
elevaste los ojos al Cielo,
y ni el Cielo tu pena alivió.